Ya que yo no soy muy dada a las descripciones de edificios os dejo con un pequeño escrito de mi amigo Alvaro que es arquitecto y sabe de esto, yo solo os aburriria.
Deambulando por el boulevar Michellet, típica avenida de ensanche de los años 50,
encontramos la unidad de habitación como un barco entre un mar de edificios residenciales.
Edificio canónico del célebre arquitecto y artista Le Corbusier, es uno de los edificios de
vivienda más importantes de la arquitectura moderna del siglo XX. En apariencia uno puede
pasar por delante suya sin notar la riqueza del proyecto. En principio no mucho le diferencia de
otras viviendas de alrededor, gris hormigón, terrazas, volumen tetraédrico…. Pero con un
rápido vistazo uno empieza a darse cuenta de las cualidades que la hacen única. En primer
lugar el giro respecto de la trama de la ciudad, que le orienta Norte-sur, gesto sencillo pero
eficaz, luego los grandes pilares que la levantan del suelo como si flotara, forma de ganar
espacio público y jardín. Ya en la entrada uno empieza a sentir la escala tan singular que posee,
es un edificio que se ciñe a la perfección a las medidas del Modulor, modelo ideal del propio
LeCorbusier. Una vez dentro sorprende el interior de cristaleras de colores y hormigón visto
mezclado con colores vivos. Pero lo que más le diferencia de los edificios de la zona, es la
terraza. Un excepcional mirador sobre la bahía de Marsella, en el que encontramos desde un
spa, hasta una guardería o un gimnasio para residentes. Y es que esa es su esencia, el edificio
funciona como un transatlántico urbano, en el que hasta encontramos una planta comercial
plagada de bares y tiendas, de forma que los residente encuentren todas su necesidades de la
vida cotidiana dentro de su lugar de vivienda. La unidad de habitación es un manifiesto de
LeCorbusier y su forma de entender la ciudad moderna, ciudad del coche y de la autopista, en
la que se vive en unidades como la de Marsella, que a fin de cuentas no son sino una micro
ciudad.
Alvaro Lopez